El Flamenco

El lugar por excelencia para ver flamenco es en los tablaos. Aquí se improvisa y se crea. Los artistas se expresan y el público puede apreciar este arte. EL flamenco se improvisa, pero para poder improvisar se necesitan muchos años de estudio y ensayos. Cada artista conoce un código y un lenguaje, conoce los diferentes palos flamencos, la estructura de cante en cada uno de ellos, y a partir de este código y lenguaje se puede improvisar en un escenario.

EL FLAMENCO NO ES FOLKLORE

El flamenco es una expresión artística que nace de la mezcla de muchas culturas: la árabe, la judía, la de los gitanos (que llegaron a España en el siglo XV y muchos se quedaron en Andalucía). Y con la cultura andaluza. De esa mezcolanza cultural  en Andalucía surgió el Flamenco. Allí empezó y se desarrolló este arte que con el tiempo se ha extendido convirtiéndose en una manifestación artística universal.

Si está claro donde nació, ocurre todo lo contrario si queremos saber cuando nació, porque no empezó en un año concreto, fue creándose poco a poco con todas esas mezclas de culturas y desde hace aproximadamente dos siglos es cuando se empieza a expresar como lo conocemos hoy día. Podemos decir que el flamenco es una música muy joven, porque dos siglos es muy poco tiempo dentro de la historia de la música. Aunque hay noticias documentadas, hacía el año 1770, en las que cuentan que se celebraban algunas fiestas y reuniones en las que los gitanos exhibían bailes y cantes que fueron los antecedentes del flamenco que hoy conocemos.

EL CANTE

La cantaora Elena Morales fotografiada por Alberto Romo

Cante jondo: Según el diccionario de la RAE, el «cante jondo» es «el más genuino cante andaluz, de profundo sentimiento». Este diccionario recoge como equivalentes las locuciones «cante jondo» o «cante hondo», lo que avala que el término «jondo» no es más que la forma dialectal andaluza de la palabra «hondo», con su característica aspiración de la h proveniente de f inicial.

Sin embargo Máximo José Kahn llegó a sostener que el término «jondo» procede de la locución hebrea «jom-tob» o «yom-tob», desinencia de algunos cantos sinagogales. Según García Matos e Hipólito Rossy, no todo cante flamenco es cante jondo. Manuel de Falla consideraba que el cante jondo era el cante antiguo, mientras que el cante flamenco era el moderno.

Se denomina «cante» a la «acción o efecto de cantar cualquier canto andaluz», definiendo «cante flamenco» como «el canto andaluz agitanado» y el cante jondo como «el canto más genuino andaluz, de profundo sentimiento». Al intérprete de cante flamenco se le llama cantaor en vez de cantante, con la pérdida de la de intervocálica característica del dialecto andaluz.

 El fandango, que en el siglo XVII era el cante y baile más extendido por toda España, con el tiempo acabó generando variantes locales y comarcales, especialmente en la provincia de Huelva.

En la Alta Andalucía y zonas limítrofes los fandangos se acompañaban con la bandola, instrumento con el que se acompañaba siguiendo un compás regular que permitía el baile y de cuyo nombre deriva el estilo «abandolao».
De este modo surgieron los fandangos de Lucena, los zánganos de Puente Genil, las malagueñas primitivas, las rondeñas, las jaberas, los jabegotes, los verdiales, el chacarrá, la granaína, el taranto y la taranta. A causa de la expansión de las sevillanas en la Baja Andalucía, el fandango fue perdiendo su papel de soporte del baile, lo que permitió un mayor lucimiento y libertad del cantaor, generándose en el siglo XX multitud de fandangos de creación personal.

Asimismo, miles de campesinos andaluces, especialmente de las provincias de Andalucía Oriental, emigraron a los yacimientos mineros murcianos, donde los tarantos y las tarantas evolucionaron. La Taranta de Linares, evolucionó hacia la minera de la Unión, la cartagenera y la levantica. En la época de los cafés cantantes, algunos de estos cantes, se desligaron del baile y se adquirieron un compás libre, que permitía el lucimiento de los intérpretes. El gran impulsor de este proceso fue Antonio Chacón, quien desarrolló versiones preciosistas de malagueñas, granaínas y cantes mineros.

El cantaor Juan Debel retratado por el fotógrafo Alberto Romo

La estilización del romance y de los pliegos de cordel dio lugar al corrido. La extracción de los romances de cuartetas o de tres versos significativos dio lugar a las tonás primitivas, a la caña y al polo, que comparten métrica y melodía pero que difieren en su ejecución. El acompañamiento de la guitarra les dio un compás que las hizo bailables. Se cree que su origen estuvo en Ronda, ciudad de la Alta Andalucía cercana a la Baja Andalucía y muy relacionada con ella, y que desde allí llegaron al arrabal sevillano de Triana, con gran tradición de corridos, donde se transformaron en la soleá. De la interpretación festiva de corridos y soleares surgieron en Triana los jaleos, que viajaron a Extremadura y que en Jerez y Utrera derivaron en la bulería, desde donde se difundieron por toda la Baja Andalucía, generando variantes locales.

En los grandes puertos andaluces de Cádiz, Málaga y Sevilla se desarrollaron los tangos y los tientos, que tienen una gran influencia de la música negra americana. Asimismo en Cádiz se generó el grupo de las cantiñas cuyo palo central es la alegría.

Algunas tonadas populares andaluzas, como los pregones, las nanas y campesinos cantos de trilla, tienen la misma métrica de las seguidillas flamencas. A partir de ellos pudo surgir la liviana y la serrana, que es una interpretación virtuosista y melismática de la liviana; de hecho, tradicionalmente se interpretan juntas. Este grupo de palos también pertenece la alboreá y la antigua playera, que se impregnó de la melodía de las tonás dando lugar a la siguiriya, que incorporó acompañamiento de guitarra.

LOS PALOS

Se conoce como palo a «cada una de las variedades tradicionales del cante flamenco». Los palos flamencos más básicos son:

  • Alegrías: Constituye el estilo flamenco que de forma más exacta expresa el sentir del entorno gaditano.
  • Bulerías: Se distingue por ser un palo fiestero, con un ritmo rápido y redoblado y que se presta más que otros al jaleo y las palmas. Suele ser el baile con el que remata la juerga flamenca, donde formando un semicírculo, los bailaores, de uno en uno normalmente, salen al centro a bailar una parte de la pieza musical.
  • Fandangos: Desde principios del siglo XIX, el flamenco adoptó rasgos de los fandangos andaluces, dando así lugar a los llamados “fandangos aflamencados”, que son considerados hoy en día como uno de los palos fundamentales del flamenco.
  • Tangos: Los tangos están considerados como uno de los estilos básicos del flamenco, existiendo varias modalidades.
  • Sevillanas: Las sevillanas son un cante y baile típico de Sevilla. El baile uno más populares y conocidos de España. Las sevillanas se suelen bailar en pareja, al son de las cuatros coplas en que se divide.

EL TOQUE

El Ñoño, guitarrista, fotografiado por Alberto Romo

La postura y la técnica de los guitarristas flamencos, llamados tocaores, difiere de la usada por los intérpretes de guitarra clásica.
Mientras el guitarrista clásico apoya la guitarra sobre su pierna izquierda de forma inclinada, el guitarrista flamenco suele cruzar las piernas y apoyarla sobre la que se encuentra más elevada, colocando el mástil en una posición casi horizontal con respecto al suelo.

Los tocaores modernos suelen utilizar guitarras clásicas, aunque existe un instrumento específico para este género llamado guitarra flamenca. Ésta es menos pesada, y su caja es más estrecha que la de la guitarra clásica, por lo que su sonoridad es menor y no eclipsa al cantaor.

Por lo general suele hacerse de madera de ciprés, con el mango de cedro y la tapa de abeto. El ciprés le da una sonoridad brillante muy adecuada para las características del flamenco. Antiguamente también se usaba el palo santo de Río o de la India, siendo el primero de más calidad, pero actualmente está en desuso debido a su escasez. El palo santo otorgaba a las guitarras una amplitud de sonido especialmente adecuada para el toque solista. En la actualidad, el clavijero más utilizado es el de metal, ya que el de madera plantea problemas de afinación.

Los principales guitarreros fueron Manuel Ramírez de Galarreta, el Gran Ramírez (Madrid, 1864-1920), y sus discípulos Santos Hernández (Madrid, 1873-1943), que construyó varias guitarras para el maestro Sabicas, Domingo Esteso y Modesto Borreguero. Asimismo destacan los Hermanos Conde, Faustino (1913-1988), Mariano (1916-1989) y Julio (1918-1996), sobrinos de Domingo Esteso, cuyos hijos y herederos continúan la saga.

Los tocaores usan la técnica del alzapúa, el picado, el rasgueo y el trémolo, entre otras. El rasgueo puede ser realizado con 5, 4 ó 3 dedos, este último inventado por Sabicas.

El empleo del pulgar es también característico en el toque flamenco. Los guitarristas apoyan el pulgar en la tapa armónica de la guitarra y el dedo índice y medio sobre la cuerda superior a la que están tocando, logrando así una mayor potencia y sonoridad que el guitarrista clásico.
También se apoya el dedo medio en el golpeador de la guitarra para conseguir más precisión y fuerza a la hora de pulsar la cuerda. Asimismo el uso del golpeador como elemento de percusión dota de gran fuerza a la interpretación guitarrística flamenca. Se denomina «falseta» a la frase melódica o floreo que se intercala entre las sucesiones de acordes destinadas a acompañar la copla. Asimismo se habla de tocar o acompañar por arriba (usando la digitación del acorde mi mayor) y por medio (la mayor), con independencia de que se haya transportado o no con la cejilla.

El acompañamiento y el toque solista de los guitarristas flamencos se basa tanto en el sistema armónico modal como en el tonal, aunque lo más frecuente es una combinación de ambos. Algunos cantes flamencos se interpretan «a palo seco» (a capella), sin acompañamiento de guitarra.

Según el tipo de interpretación se habla de:

  • Toque airoso: vivaz, rítmico y sonoridad brillante, casi metálica.
  • Toque gitano o flamenco: hondo y con pellizco, usa preferentemente los bordones y los contratiempos.
  • Toque pastueño: lento y tranquilo.
  • Toque sobrio: sin ornamentos ni alardes superfluos.
  • Toque virtuoso: con dominio excepcional de la técnica, corre el riesgo de caer en un efectismo desmesurado.
  • Toque corto: pobre en recursos técnicos y expresivos.
  • Toque frío: carente de hondura y pellizco.

EL BAILE

Alejandra Gaudí, bailaora, fotografiada por Alberto Romo

Tanto el baile como la música flamencos incluyen un grado alto de improvisación personal, que toma cuerpo a través de las expresiones espontáneas de las emociones del intérprete en cada momento de la interpretación.

Con el floreciente desarrollo de la música flamenca surgió la igualmente rápida evolución del baile flamenco, que apareció por primera vez de manera reconocible como una danza estructurada en el siglo XVIII.

El zapateado flamenco es una parte esencial del baile flamenco. En el flamenco el bailaor se convierte en músico. Su instrumento musical son sus pies con sus zapatos de flamenco. El zapateado flamenco tiene una técnica de baile bien específica. Esta técnica incluye numerosos principios de baile, desde la postura corporal y el dominio del compás de cada palo flamenco hasta la musicalidad, la fuerza y la velocidad.

La percusión del zapateado flamenco consiste de sonidos que se producen al golpear el suelo con los zapatos. Estos sonidos se logran con las diferentes partes de los zapatos flamencos: la planta, la punta y el tacón. El sonido de percusión se crea con la suela de los zapatos y los clavos que llevan los zapatos en la punta y el tacón.